martes, 12 de agosto de 2014

Seguridad

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recopilación y análisis de herramientas colaborativas
Más que una estrategia didáctica específica, el trabajo colaborativo constituye
una metodología que podría ser utilizada con algunas de las estrategias que hemos
visto hasta ahora, y que vamos a continuar viendo en los aprendizajes
telecolaborativos, el aprendizaje basado en problemas‐proyectos dentro de éstos, y el
aprendizaje basado en tareas. El desarrollo de grupos cooperativos y/o la colaboración
constituye la base de muchos de los aprendizajes que se realizan actualmente en las
escuelas. Decíamos anteriormente que desde un enfoque socio‐constructivista del
aprendizaje, se parte de la concepción de que se aprende en comunidad, y la escuela
tradicional ha olvidado durante mucho tiempo este principio. Tal es así que Area
(2007a) reclama una vuelta a los principios de la Escuela Nueva y el desarrollo de
métodos basado en proyectos. Johnson at al (2006) consideran que “el nuevo
paradigma de enseñanza sólo puede hacerse operativo e implementarse a través del
empleo de procedimientos que involucren aprendizaje cooperativo” y en la misma
línea Martínez Sánchez señala que “el trabajo colaborativo ha de ser una constante en
las formas de incorporar estas herramientas tecnológicas a la enseñanza” (2007a: 38).
Pero la adopción de esta metodología y de las estrategias didácticas que
contribuyan a su desarrollo, requiere definir detalladamente sus principios y
características fundamentales. No es objetivo de este trabajo exponer este análisis,
para ello remitimos al lector a bibliografía básica sobre el tema. Sin embargo, sí es
relevante traer a colación la diferencia entre el trabajo en grupo y la colaboración. Esta
diferencia ha sido analizada por diversos autores (Serrano y González, 1996; Prendes,
2000 y 2003; Johnson et al 2006;), destacando que en el trabajo en grupo no existe la
interdependencia positiva entre sus miembros que sí existe en el aprendizaje
colaborativo, así como la responsabilidad del aprendizaje que en el trabajo en grupo es
individual y en el trabajo colaborativo que es compartida, entre otros factores.
Asimismo, se establece una distinción entre el aprendizaje cooperativo y colaborativo,
en la que no vamos a entrar; aún así, recogemos la diferenciación que indicó Prendes
al respecto: “la colaboración sería un escalón superior a la cooperación en cuanto a la15
interdependencia que se establece entre los participantes y en cuanto al modo de
desarrollar la tarea” (2003: 110).
A partir del análisis de los componentes del aprendizaje cooperativo
(interdependencia positiva, valoración individual, promover la interacción, habilidades
sociales y trabajo en grupo), Johnson at al apuntaron que el profesor puede planificar
situaciones de enseñanza‐aprendizaje orientadas a la cooperación formal, o bien
pueden existir procesos de cooperación de informal entre sus miembros o grupos de
base cooperativos.
Adams y Hamm (1996) señalaron algunos de los beneficios del aprendizaje
cooperativo que pueden resumirse en los siguientes puntos:
1. Motiva a los estudiantes
2. Aumenta el rendimiento académico y la capacidad de retención
3. Ayuda en la generación creativa de nuevas ideas
4. Aumenta el respeto por la diversidad
5. Promueve habilidades de lectura y la comunicación oral y escrita
6. Ayuda a desarrollar habilidades sociales y puramente laborales
7. Mejora la eficiencia del profesor
Uno de los procesos de colaboración que más auge está teniendo actualmente
es la tutoría o los procesos de enseñanza entre iguales, que utilizan como estrategias
para su desarrollo el cuestionario guiado recíproco entre iguales (RPQ), los debates
académicos estructurados (SAC), la clase puzzle, el método del sindicato y los equipos
de aprendizaje, todas ellas basadas en la metodología colaborativa que estamos
analizando (Bohlmeyer & Burke, 1987). La enseñanza (y tutoría) entre iguales es un
método muy potente de enseñanza que está infrautilizado, aunque es altamente
efectivo para alcanzar un amplio número de metas, diferentes contenidos y para
estudiantes de diferentes niveles y personalidades adaptándose fácilmente a clases
numerosas. Los beneficios de este tipo de estrategias son tanto para los tutorizados
como para los tutores, ya que por un lado los tutorizados interaccionan
simétricamente con sus tutores y la explicación suele estar más adaptada a su nivel, y
por otro lado, el alumno‐tutor mejora sus habilidades sociales y sus actitudes para
estudiar, y quizás lo más importante es que involucra un pensamiento activo sobre los
materiales, un análisis y selección de las ideas principales y el procesado de conceptos
integrándolos en sus propios pensamientos y palabras (Bohlmeyer & Burke, 1997).

El poder de comunicación en información personal en redes sociales
Internet se ha convertido en una nueva fuente de información y de
expresión y proporciona una forma barata de manifestarse a los activistas
políticos de todo el mundo. Se puede afirmar que ningún otro medio de
comunicación ha tenido una capacidad de penetración tan rápida y descomunal
como lo ha tenido Internet, medio que está cambiando, sin duda, las reglas del
juego político. De hecho, las campañas electorales de los partidos incorporan
ya, desde hace años, el uso de la red como un eje central.
Aunque sea catalogado como un medio que ofrece un canal de
información inmanejable y vasto, Internet está democratizando los medios y los
sistemas políticos. Así, se ha roto el sentido único de la comunicación de
masas y la comunicación, en su verdadero significado etimológico, es ahora
posible. Se trata de una comunicación universal, omnipresente y libre, si bien
no pueden desvincularse de ella problemas tales como la falta de veracidad, la
autenticidad de las fuentes, la calidad en los contenidos, los derechos de
propiedad intelectual, …; problemas que, quizá, tiendan a desaparecer en un
futuro.
Dentro de este universo denominado “Web 2.0”, las redes sociales
configuran una de las herramientas características en donde el usuario es el
verdadero protagonista. Comunidades virtuales que proporcionan información e
interconectan a personas, en su mayoría, con afinidades comunes. Según un
estudio de la AIMC en 2011, las redes sociales más utilizadas son Facebook,
Tuenti y Twitter.
El análisis de los movimientos sociales no puede realizarse al margen de
los nuevos espacios surgidos en el Ciberespacio. La movilización social cuenta
en Internet con un relevante universo en donde sus principales protagonistas
informan, organizan, actúan e incluso, dominan. Por tanto, Internet refuerza el
modelo simétrico bidireccional enunciado por Grunig y Hunt, basado en la
comprensión mutua entre públicos y organización y es a ésto a lo que intentan
sacarle rendimiento partidos políticos y movimientos sociales.

Privacidad
las redes sociales son una herramienta de ocio muy completa que ha de utilizarse con criterio y sensatez. La total despreocupación -fruto de no conocer el potencial que tienen en relación a cualquier clase de circunstancia- puede conducir a cometer errores de mayor o menor gravedad. Uno de los aspectos a cuidar y tener en cuenta, que además está siendo objeto de polémica en los últimos meses, es el de la privacidad de los usuarios que conforman cada red social.
Se entiende por privacidad el nivel de protección de que disponen todos los datos e informaciones que una persona introduce en una red social, en cuanto al grado de accesibilidad a ellos que otros usuarios o internautas pueden tener. La mayoría de comunidades sociales y plataformas 2.0 ofrecen distintas opciones relativas a esta función, mediante las cuales puede configurarse la privacidad general de la cuenta. De este modo, al titular de la misma se le otorga la potestad de decidir qué quiere compartir con el resto de usuarios de la red social o de Internet, además de la posibilidad de modificar estos parámetros de seguridad en cualquier momento. Por lo general, se establece una distinción básica entre aquellos usuarios que tienen cuenta y los que no, y dentro de los primeros, entre los que forman parte de nuestra lista de contactos -o de la de alguno de ellos- y los que no tienen vínculo alguno con nosotros. Las redes más completas, como Facebook, permiten ajustar la privacidad de un modo muy focalizado -en el caso de ésta, por ejemplo, cada vez que se escribe un comentario o post en el perfil propio- y por otra parte amplio, como es el caso de la opción de no ser indexado por ningún motor de búsqueda, interno o externo.
Es preciso ser cuidadoso, reiteramos, con la cantidad de información que se pone a disposición de los demás, y habilitar el acceso a ella, en la medida de lo posible, sólo a los usuarios que consideramos contactos o amigos. Han aparecido varias noticias en los últimos meses sobre personas que habían perdido su empleo u otras posesiones por un comentario desafortunado en Facebook o Twitter que acabó llegando a oídos -ojos, mejor dicho- de quien no debía. Para evitar esto, además de configurar la privacidad adecuadamente, es necesario conocer los rudimentos de la red que se está usando y no abusar de las secciones de lectura pública -la mayoría dispone de un servicio de mensajería privada para asuntos de esta índole-. Por otra parte, tampoco viene mal aprender a morderse la lengua -o los dedos, virtualmente hablando-.
Sin salirse de la línea de este asunto, aunque con un matiz distinto e incluso más grave, habría que mencionar la protección de datos que profesan los administradores y gestores de cada red. Esto es algo que escapa completamente al control de los usuarios y dueños de dichos datos, que se ven obligados a confiar en el buen hacer profesional de los encargados de manejarlos y custodiarlos. También saltó a los titulares de prensa alguna noticia sobre el tratamiento infructuoso o indebido que, presuntamente, se le daba a los datos privados y personales de los usuarios de ciertas redes. Aunque las afirmaciones de que algunos responsables venden y comercian con esta información -muy útil para estudios de mercado y compañías con ánimo de lucro- no pasen de ser rumores y habladurías, es cierto que cada usuario debe preocuparse por esta labor y exigir que se respete la protección de datos que, a priori y sobre el papel, todas las redes sociales garantizan.

El grooming y ciberbullying
En este nuevo entorno digital donde estamos conectados prácticamente las 24 horas del día con nuestros dispositivos móviles, computadoras portátiles, en casa, en el trabajo, etc. hace que encontremos nuevos contenidos, hagamos amigos y contactemos con desconocidos. Las oportunidades que ofrece Internet son buenas, dependiendo del uso que le brindemos y los cuidados que tengamos en cuenta.
Al contactar con desconocidos sin ningún tipo de protección de nuestra identidad, nuestros datos personales y las de nuestros amigos y familiares, podríamos estar expuestos a peligros como Grooming, Sexting y Cyberbullying. Según una investigación realizada por la empresa de seguridad informática ESET que involucró a 400 jóvenes de la región a través de redes sociales arrojó como resultado que un 36% de jóvenes entre 14 y 29 años en América Latina reportó haber sufrido algún tipo de ataque mientras navegaba por la Internet.
Según la publicación realizada por el sitio elcomercio.com el sexting, el ciberacoso y el grooming son algunas de las formas de violencia que hoy enfrentan los jóvenes en la red.
Los sitios más comunes donde ocurren estos ataques son e dispositivos móviles, correo electrónico, chats y Facebook. En el caso del ciberacoso, los expertos sugieren primero denunciar el hecho en la escuela. Según la misma encuesta de Eset, un 83% de jóvenes respondió que usa frecuentemente la Internet varias veces al día. Otro problema es que un 16% de niños y jóvenes admitió haberse citado con desconocidos a través de la Internet y solo el 11% de niños y jóvenes acudiría a sus padres de sufrir algún tipo de ataque.

DATOS:
Sexting: Es el envío de mensajes con contenido erótico.
El ciberacoso (cyberbullying, en inglés) se refiere a recibir amenazas y humillaciones por parte de otros jóvenes o niños en la Web.
El grooming: Consiste en generar lazos de amistad con un menor para obtener una satisfacción sexual.

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